

En medio de una semana convulsionada por la caída simultánea de los principales mercados bursátiles del mundo, el economista Pablo Rutigliano, presidente de la Cámara Latinoamericana del Litio, ofreció una visión tan inquietante como premonitoria: “Hace tres años anticipé las bajas de los mercados y comenté cuáles serían sus derivadas. La primera: una fase inevitable de reconfiguración”.
Las palabras de Rutigliano no son una reacción coyuntural. Desde hace tiempo, el también asesor en materias de innovación y transformación financiera viene advirtiendo sobre lo que él denomina "la era del desarme financiero global", una etapa caracterizada por el colapso de estructuras especulativas que, según afirma, “fueron alimentadas por narrativas falsas y por una economía inflada que ya no podía sostenerse por sí sola”.
El detonante inmediato de esta debacle fue la decisión del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien anunció su intención de reinstaurar y elevar aranceles de manera masiva, una medida que encendió alarmas en las bolsas internacionales. Wall Street, el FTSE de Londres, el DAX alemán y el Nikkei japonés sufrieron desplomes en cadena, y el miedo a una guerra comercial total volvió a posicionarse en el centro del debate económico mundial. A ello se sumaron indicadores globales de desaceleración y una ola de retiro de capitales desde activos de riesgo hacia refugios tradicionales, como el oro y los bonos soberanos. Para Rutigliano, este movimiento no solo era esperable, sino que marca el fin de una era: “Hoy, observamos el desarme de esas estructuras ficticias y el inicio de una nueva etapa. El verdadero desafío ahora es comprender qué queda en pie tras los conflictos de interés que buscan definir quién controla el mundo”.
La mirada de Rutigliano no se detiene en el diagnóstico. Desde hace tiempo viene trabajando en el diseño de nuevas herramientas de mercado, enfocadas en lo que él llama “tokenización de activos”. En sus presentaciones y artículos —como aquel publicado en EconoJournal en 2022, titulado “De la burbuja a la cadena de bloques”—, el economista sostenía que la digitalización era no solo inevitable, sino necesaria para devolverle transparencia y acceso al sistema financiero. “La economía del futuro será tokenizada, descentralizada y transparente. No por moda, sino por supervivencia. Lo que se viene es claro: la digitalización de la economía y su democratización a través de la tokenización de activos. Continuará”, aseguró esta semana ante medios especializados.
Al frente de la Cámara Latinoamericana del Litio, Rutigliano promueve un modelo de economía real respaldada por activos tangibles. En 2023, sorprendió al presentar una propuesta de tokenización del litio argentino, vinculando la producción minera con una moneda digital basada en blockchain, orientada a fortalecer las economías regionales y generar un circuito virtuoso entre la industria y la sociedad. “Así como las bolsas caen por decisiones tomadas en salas cerradas, el litio puede subir si lo anclamos a un sistema abierto, digital y auditable. No se trata solo de tecnología, sino de una forma distinta de entender el valor”, expresó en aquel entonces.
Con las bolsas tambaleando, las tensiones comerciales en ascenso y una creciente desconfianza sobre los organismos financieros tradicionales, la voz de Pablo Rutigliano vuelve a resonar con fuerza. Su llamado no es solo a interpretar los síntomas de la crisis, sino a tomar partido por una reconstrucción que —según él— debe nacer de la transparencia digital, la economía real y la inclusión tecnológica. El mapa geopolítico se reacomoda, los mercados se reconfiguran, y un nuevo lenguaje financiero comienza a escribirse. Rutigliano, una vez más, invita a leer entre líneas.