Como escribió el filósofo griego Aristóteles, en su libro Ética a Nicómaco, "el destino de un individuo no se impone desde fuera, sino que es el resultado de sus propias acciones y elecciones".

 

Con dicho razonamiento coincide Javier Pecos, quien pintaba para ser un esquiador de élite y cineasta en Chile, pero su intuición le fue indicando que su destino estaba en otro lugar y hoy es un ascendente hombre de la industria de la música en Estados Unidos.

 

"Tengo mi propio estudio en Los Ángeles", afirma orgulloso el músico, compositor, productor e ingeniero de audio, que se graduó con honores y doble especialización hace veinticuatro meses en Berklee College of Music, la universidad privada de música más grande y prestigiosa del mundo, cuya matrícula asciende a unos 3.800 alumnos y 650 profesores.

PASIÓN MUSICAL DESDE LA CUNA

Su apasionamiento por la música no es reciente. Comenzó a temprana edad, en la casa paterna de la capital chilena. "A los 8 años vi a un cuarteto de cuerdas tocando en vivo. Su arte me hizo sentir algo que nunca antes había sentido y me disparó el deseo de hacer lo que fuera, que estuvieran haciendo", afirma dos décadas después el hijo de un comerciante de ventanas de termopaneles y hermano menor de un estudiante de piano.

 

Sumamente entusiasmado, Pecos solicitó apoyo a su progenitor para tomar clases de violín. "Al principio no disfruté mucho. Pero luego seguí con clases de guitarra, gracias a la divertida técnica de estímulo de mi hermano; '¡Deja de imitar todo lo que hago!', me retó, después de que le dijera que quería tocar piano. El diálogo terminó con una predicción de él: '¡vas a tocar la guitarra!'. Desde entonces, no he parado de tocar la guitarra y, por supuesto, también he aprendido piano", cuenta el artista santiaguino de 30 años.

 

Amante de la tecnología, a los 14 compró su primera computadora y se animó a la producción musical. "Lo hacía con Pro Tools 8, un viejo teclado que tenía un puerto MIDI, un micrófono dinámico Sennheiser y una interfaz M-Audio. Reconozco que, al principio, fue complicado. Pero luego fui tomándole la mano", rememora Javier exhibiendo su mejor sonrisa.

 

DEL ESQUÍ ALPINO A EXPERIMENTAR EN OCEANÍA Y PROBAR EN EL CINE

Por entonces, Pecos le dedicaba también un tiempo al entrenamiento y a las competencias de esquí alpino, modalidad deportiva invernal que consiste en lanzarse por la ladera de una montaña e intentar descender a toda velocidad. "Resultó ser una linda etapa de mi niñez y adolescencia, en la que llegué a viajar y representar a mi país", asegura el ex subcampeón infantil en slalom y tercero en la categoría general que, al cabo de un tiempo, pese a tener condiciones, se dio cuenta que el deporte no era para él.

 

Inquieto como pocos, a los 16 años, Javier decidió sumarse a un programa de intercambio de estudios en Nueva Zelanda. En este país de Oceanía, vivió seis meses en Orewa, pintoresco pueblo de unos 10 mil habitantes, situado en la región norte de Auckland. "Fue una linda experiencia de vida. Me dio tiempo para conocerme. Durante 180 días compartí hogares con tres familias. Nunca pensé en radicarme. Sí, en volver en algún momento de la vida", sostiene.

Apenas egresó de la secundaria, en un colegio católico, Javier decidió estudiar cine en la Universidad del Desarrollo (UDD). "Fueron momentos divertidos, hasta que me deprimí y abandoné. Porque sentía que no estaba haciendo lo que realmente me gustaba, la música", puntualiza comentando que de inmediato se pasó al Instituto Profesional Projazz.

Ávido de adquirir mayores conocimientos, Pecos se inscribió en la Escuela Moderna de Música, "institución en donde tenía clases privadas de guitarra, con el profesor Guillermo Jiménez, desde los 15 años", enfatiza el profesional.

Como muchos jóvenes, a los 19 años conformó "Matolabanda", una agrupación de cuatro integrantes que se dedicó a interpretar canciones de rock en español en clubes y bares de la capital chilena, durante un quinquenio.

UN ARTISTA COMPLETO MIRANDO AL NORTE

Pero su corazón le decía que su lugar en el mundo estaba en Estados Unidos. Ni lerdo ni perezoso, Javier compró el pasaje de ida, preparó las valijas y se tomó el primer avión en el Aeropuerto de Pudahuel. El destino era Boston y, más precisamente, Berklee College of Music. A dicha universidad ingresó a fines de 2018. "Además de capacitarme y graduarme, trabajé como tutor, ayudando a otros alumnos, que llegaban de distintas latitudes", revela.  

Con el título en la mano, el santiaguino sacó dos singles, como Javier Pecos, y un EP de cuatro canciones, que vio la luz el 30 de agosto último, con el título "The Matter Off Time". También colaboró con otros artistas, como PES, en su EP "Lunas"; Nikki Paige, en sus singles "Boycotting", "Goat" y "What If God Forgave The Devil", y con Maha Alkurdi, en su canción "For We Deserve Life", escrita para Songs for World Peace.

A partir de mayo de 2023, Javier Pecos fue prestando servicios como ingeniero en Whoodshed Recording, uno de los principales estudios de Los Ángeles. "Durante todo este tiempo he tenido el privilegio de trabajar con artistas, como Miley Cyrus, Shakira, Becky G y Khalid", enfatiza.

Al mismo tiempo, el titular de la compañía Pecos Entertainment and Media cuenta que estuvo trabajando como compositor para varios artistas. Desde la cantautora colombiana (para el single "Ingenuamente"), pasando por Danna Paola, Christian Castro y Alan Navarro, hasta Charlotte Garín y Melissa Malavasi Arce.

Feliz con su presente profesional, el artista chileno Javier Pecos concluye: "el aspecto más gratificante de ser creativo es que puedes expresar tus emociones a través de tu arte, que trasciende todo y puede tocar el corazón y el alma de las personas".

Para saber más, ingresar al Instagram: @pecos.music | Spotify: Javier Pecos