Iair Said, en su doble rol de director y protagonista, nos sumerge en un drama conmovedor y visceral que explora los abismos de la existencia humana. A través de la historia de David, un joven que regresa a Buenos Aires para enfrentar la muerte de su tío y la inminente partida de su padre, Said nos presenta un retrato crudo y realista de la familia, el duelo y la búsqueda de identidad. La película no elude temas espinosos como la enfermedad, la eutanasia y la soledad, abordándolos con una honestidad brutal que resulta a la vez perturbadora y liberadora.

La fuerza de "Los domingos mueren más personas" radica en su capacidad para conectar con el espectador a un nivel profundamente emocional. A través de la interpretación conmovedora de Said, nos vemos reflejados en las dudas, los miedos y las ansiedades de David. La película logra crear una atmósfera opresiva y claustrofóbica que intensifica la sensación de aislamiento del protagonista. Además, la fotografía y la banda sonora contribuyen a subrayar la tensión y la melancolía que impregnan cada escena.

Más allá de ser un drama intimista, "Los domingos mueren más personas" es también una reflexión sobre la sociedad contemporánea. La película nos muestra un mundo fragmentado y deshumanizado, donde los vínculos familiares se debilitan y la muerte se convierte en un tabú. A través de la historia de David, Said nos invita a cuestionar nuestros propios valores y a reflexionar sobre el sentido de la vida. En definitiva, "Los domingos mueren más personas" es una obra imprescindible para aquellos que buscan un cine comprometido y con una mirada profunda sobre la condición humana.