sábado 18 de mayo de 2024 - Edición Nº1991

Nación | 30 abr 2024

Opinión

¿Qué puede aprender Argentina de la educación en Suecia?


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Por: Natalia Jasin, Directora General y Fundadora de Bounty EdTech.¿Cómo será la educación en el futuro? ¿Qué aspectos cambiarán y cuáles permanecerán? ¿Con qué herramientas contaremos en las aulas? ¿Qué nuevas pedagogías nos permitirán que los estudiantes des

¿Cómo será la educación en el futuro? ¿Qué aspectos cambiarán y cuáles permanecerán? ¿Con qué herramientas contaremos en las aulas? ¿Qué nuevas pedagogías nos permitirán que los estudiantes desarrollen las habilidades necesarias para desenvolverse en el mundo? La ciencia no ha encontrado aún la forma de viajar en el tiempo, pero lo que sí podemos hacer es indagar cómo funciona la educación hoy en diferentes puntos del planeta; explorar en el presente posibles caminos de innovación y mejora educativa que otros ya están recorriendo.

Este fue uno de los aspectos que me permitió recorrer los pasillos del SETT, uno de los eventos más importantes de los países nórdicos en el que las empresas locales e internacionales presentan sus soluciones dirigidas a centros e instituciones educativas, que se llevó a cabo del 16 al 18 abril en Estocolmo, Suecia. ¿Qué nos permite anticipar este evento? Que el futuro no se trata sólo de incorporar tecnología, sino de pensar en que la innovación es un proceso contextualizado que requiere de tomar decisiones mirando siempre el corto, mediano y largo plazo.

Repasemos algunas características de la educación en Suecia:

  1. Gratuidad. La mayor parte de los centros escolares son financiados con recaudación municipal, y más de un 40% del presupuesto municipal se destina a educación.
  2. Obligatoriedad. En Suecia la educación es obligatoria desde los 6 años hasta la finalización de la educación básica (16 años). El Bachillerato también es gratuito, pero es opcional. Para acceder a éste, los estudiantes tienen que rendir un examen cuyo resultado les permitirá elegir entre diferentes propuestas pedagógicas o de formación profesional.
  3. Descentralización. Cada escuela define, basándose en el currículum oficial, cómo impulsar proyectos de innovación pedagógica y tecnológica. Cada escuela puede elegir qué dispositivos comprar en función de su propuesta educativa y proyecto institucional.
  4. Reconocimiento del rol docente y propuestas pedagógicas centradas en el estudiante. El modelo de enseñanza es muy personalizado y está centrado en las necesidades de los estudiantes. Una vez por semestre, el profesor, el alumno y el tutor tienen una reunión de evaluación, en la que conversan sobre la mejor forma de ayudarlo a progresar. También ponen énfasis en impulsar propuestas lúdicas y en la construcción de aulas multisensoriales para acceder al conocimiento de diversas maneras.
  5. Inclusión y diversidad. Las escuelas tienen la responsabilidad de integrar a inmigrantes para asegurar la posibilidad de que estos logren crear un futuro en Suecia. Por ejemplo, ofrecen a los recién llegados la posibilidad de recibir enseñanza en su lengua materna.

Estas cinco dimensiones son sólo un recorte que nos permite comprender cómo es la educación en el país que ocupa el puesto 19 en el ranking PISA 2023. El foco de su propuesta no es la innovación tecnológica, sino una cultura centrada en la creación de un ecosistema basado en la institucionalidad y el reconocimiento del aporte de cada uno de los actores del sistema educativo.

Entonces ¿qué podemos aprender para redefinir nuestros desafíos en Argentina y en el resto de América Latina y el Caribe?

Sabemos que nuestra región enfrenta grandes desafíos vinculados a las desigualdades socioeconómicas, a las trayectorias educativas de sus estudiantes y también en materia de oportunidades laborales para su desarrollo personal y profesional. Es importante conocer de cerca cómo funcionan otros sistemas educativos, no para copiarlos tal cual, sino para entender qué otros aspectos podemos seguir trabajando para transformar la educación tomando lo mejor de cada uno de ellos.

  • Revalorizar el rol docente. No se trata sólo de mejorar los salarios, aunque es fundamental, sino que los educadores tengan la posibilidad de definir criterios para impulsar procesos de innovación y adquisición de tecnología, según la población y el contexto en el que enseñan. Con una mirada práctica y a largo plazo.
  • Promover proyectos institucionales contextualizados. El grado de autonomía de las escuelas varía en cada país de la región. Para que la descentralización sea posible, es fundamental trabajar en marcos de acción y en la definición de objetivos comunes. De este modo, las escuelas pueden orientar sus proyectos institucionales y procesos de mejora con cierta autonomía, pero teniendo un horizonte al cual apuntar.
  • La urgencia del largo plazo. Los cambios constantes en la política educativa y económica de la región dificultan pensar más allá de los problemas del presente. Ya sea que estemos impulsando la compra de equipamiento tecnológico, como implementando un nuevo método de enseñanza, tenemos que planificar una inversión a mediano plazo que nos permita sostener procesos de cambio en el tiempo.
  • Articulación multisectorial. Cada uno de los actores del ecosistema educativo puede aportar a la mejora de la educación. Empresas, organizaciones de la sociedad civil, Estados, comunidad de educadores, estudiantes y familias. Para poder tomar decisiones acertadas es fundamental tener en cuenta las visiones de todos estos actores para que la planificación que se haga pueda sostenerse en el tiempo.

El avance de las tecnologías y soluciones digitales es cada vez más acelerado. Teniendo en cuenta que la capacidad de inversión en los Estados de la región es limitada, resulta fundamental contar con una planificación que nos brinde un camino claro para alcanzar los objetivos que nos propongamos. Establecer metas de corto, mediano y largo plazo, aprender de las buenas prácticas en otros lugares del mundo, generar dispositivos de acción acorde a cada contexto, mejorar la personalización con equipos multidisciplinares, sostener y apoyar la función docente como eje vertebrador con la misión de seguir construyendo escenarios sin perder nunca de vista que es la educación el único motor para el ascenso social, la mejora de oportunidades para la vida y para el desarrollo económico de los países y la región

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