domingo 13 de julio de 2025 - Edición Nº2412

Nación | 8 nov 2024

Columna

Inteligencia artificial (ia) la pandemia digital: impacto psicológico y peligros emergentes

Asesorarse con especialistas, pedir ayuda psicológica cuando sea necesario, invertir tiempo de intercambio y concientizarse es cuidar nuestra salud integral, el presente de nuestros jóvenes y el futuro de nuestra sociedad.


Por: Lic. Daniela Gasparini Psicóloga (UBA) Especialista en Trata de Personas, Genero y Derecho.

En la era de lo inmediato y efímero, decir que la vida digital es una novedad quedaría desfasado, sobre todo para la potencia y velocidad con la que avanzan las nuevas tecnologías.

El mundo se encuentra atravesando un cambio de época, nos encontramos transitando la ERA DIGITAL.

Recientemente se dio a conocer un caso donde un adolescente adulteró con IA la imagen corporal de 22 compañeras (de entre 13 y 17 años de edad) de su misma escuela en el municipio de San Martin. Este hecho nos trae una pregunta necesaria: ¿Cuál es el límite? Y con esta pregunta, una nueva alarma: el peligro de la IA en la salud mental y la integridad de las personas.

 El método utilizado por el joven fue el de extraer imágenes de las redes personales de las victimas para luego cambiarles el cuerpo de manera de sexualizarlo (cuerpos desnudos) con una herramienta de IA, el cuerpo era “ficticio” pero el rostro era el real. Luego, comercializó las imágenes adulteradas a través de la plataforma social virtual “Discord”, plataforma que existe desde el año 2015, estimándose unos 600 millones de usuarios en el mundo, donde mayoritariamente habria publico joven (Instagram es una de las redes más populares y actualmente registra un aproximado de 1.200 millones de usuarios)

Un caso similar se dio hace unos meses en otro colegio de la ciudad de La Plata, y recientemente otro caso en la provincia de Chaco. Estos son casos que han tomado cierta relevancia pública, pero seguramente hay más casos detectados y mucho más sin detectar debido a la falta de información, investigación y regulación del uso y expansión de la IA.

Si bien la comunicación virtual global viene desarrollándose sin pausa desde hace varias décadas, no podemos negar que fue la pandemia sanitaria mundial la gota que faltaba para entrar de lleno en la Era Digital. Como un virus, las tecnologías digitales se expandieron ferozmente llegando a todos los hogares del mundo sin distinción de región, país, edad, genero, status social, cultural o económico.  

En un mundo que funciona bajo los parámetros de oferta y demanda, el consumo excesivo y la comercialización/mercantilización hasta de los cuerpos, la búsqueda del beneficio económico a cualquier costo se volvió imperante.  Desde los grandes empresarios enfocados en ganar dinero con la creación de diferentes plataformas virtuales, hasta jóvenes sin límites atraídos por una falsa idea de “dinero rápido y fácil” se ramifica con mucha eficacia, una ambición sin moral.  

Aparecen catálogos de todo tipo, para todos los gustos, y si no tenes claro qué querés o que te gusta, no hay ni espacio ni tiempo para descubrirlo, porque te ofrecen hasta como debe ser tu pareja ideal. Lo que buscas, lo encontrás, y lo que no, te aparece igual, algoritmos conducentes, nuevas formas de crear sentido, de generar deseos que no estaban o que no amoldaban a tu forma de vida, ahora están ahí, muy accesibles. Plataformas de todo tipo, sociales, lúdicas, laborales, educativas, musicales, sexuales. Juegos para todas las edades, ChatGPT, y páginas web sin control de edad. Delivery de comida, de trasporte, de mujeres prostituidas. Pero esta última opción no necesariamente es física, porque hay plataformas donde se resuelve la vida sexual de manera virtual, te lo venden como una ficción que está bajo tu control, como si lo que ahí sucede no fuera real.

Pero, ¿Qué hay detrás de estas plataformas virtuales?

LO VIRTUAL NO ES MENOS REAL. No basta con mencionarlo, hay que problematizarlo. Lo virtual se ha convertido en un ámbito más.

Vía el ámbito digital se estudia, se trabaja, se lee el diario, se consulta para resolver simplezas o situaciones cotidianas, se va a terapia, se busca pareja, se socializa, se juega en red, se ven películas, series, se ven recetas, se automedican, se enamoran, se encuentran, se dan discursos, se hacen campañas electorales, se cortan relaciones sentimentales, se ignoran am otros/as (“goshtear”), se investigan personas (“stalkear”) También se engaña, se estafa, extorsiona, corrompe, amenaza, odia, violenta, acosa, abusa y explota.  Es decir, se comenten crímenes a través de internet. Las tecnologías digitales son un medio y un fin.

La alteración de la imagen de una persona a través de la IA impacta sobre la identidad y daña nuestra autoestima impactando sobre la salud mental, la libertad y la dignidad de las personas afectadas.

Hablando de identidad, el DNI, por ejemplo, representa la identidad formalizada, y al día de hoy ya está digitalizado y es validado institucionalmente. Aunque nuestra identidad representa mucho más que esto, es básicamente quienes somos ante el mundo, nos referencia y representa. Si en las redes sociales soy psicóloga, es lo que me identifica y lo que se visualiza de mi persona o un aspecto sustancial de ella. Lo mismo si lo que se visualiza es una adolescente desnuda, por más que ese cuerpo no sea el propio, en el ámbito virtual, tan validado como el presencial, ese cuerpo deja de ser ficticio para el imaginario colectivo, para las nuevas representaciones sociales, para la era digital. Por lo tanto, el impacto psicológico y la emergencia subjetiva que allí subyace, es igualmente angustiante y desesperante.

Si equiparo las consecuencias psicológicas del Abuso sexual infantil (ASI), ya sea perpetrado de forma presencial, como de forma virtual (Grooming), los síntomas psíquicos y consecuencias psicológicas son igual de nocivas para la salud mental. Voy a mencionar algunas características (ASI) tales como la vergüenza, el miedo, nerviosismo, sentimiento de culpa, trastornos del sueño o de la alimentación, asco, conductas regresivas como la pérdida de control de esfínteres, cambios abruptos del estado de ánimo, aislamiento, retraimiento, angustia, tristeza, ansiedad excesiva, depresión.

Se suman más situaciones de violencia digital como la extorción, sextorción, amenazas y/o efectiva publicación y difusión de imágenes sexualizadas (adulteradas o no) pueden llevar a las víctimas a graves situaciones de crisis emocionales y problemas graves de salud mental que en el peor de los casos pueden ocasionar conductas autolesivas y hasta el suicidio.

Las personas que atraviesan por estas experiencias traumáticas y son víctimas de violaciones a sus derechos humanos, su integridad física, psíquica y sexual, son especialmente vulnerables, y es un problema ético poner en duda su consentimiento. Las victimas de estas situaciones, crímenes, experiencias sufridas, no consienten. Nadie puede consentir estas aberraciones, menos si son menores de edad. Dentro de los principales factores de vulnerabilidad se encuentran la edad (niñas, niños y adolescentes), el género (mujeres y disidencias), la pobreza y si son personas con discapacidad.   

¿Qué hacer ante esta realidad?

La falta de regulación sobre las prácticas y efectos de la IA nos empuja a fortalecer la prevención y educación. Es importante asesorarse, incorporar estos temas en la educación obligatoria en las escuelas, fortalecer el desarrollo de la Educación Sexual Integral discutiendo los crímenes contra la niñez y adolescencia, brindar herramientas de prevención y protección temprana.

Para las nuevas generaciones, las mas jóvenes, la virtualidad y las redes sociales digitales son mucho más cercanas y compatibles con todos los ámbitos de su vida que para una persona adulta. Crecen y se desarrollan a través de ellas en todos los aspectos de su desarrollo (escuela, amistades, recreación, juegos, relaciones sexo afectivas, y un largo etc)

Es imposible pensar a la niñez y juventud sin interacción con las tecnologías digitales, y en los avatares de las propias etapas psicoevolutivas de la niñez y adolescencia, y la necesidad de “encajar” en el mundo, sacarles esta herramienta resultaría también un perjuicio para su desarrollo socio emocional. Si parte de la socialización de los más jóvenes es a través de la virtualidad, su aislamiento no es una opción, podría ser un obstáculo para la socialización, lo que representa un pilar fundamental en la vida psíquica de cualquier persona, y su adaptación es necesaria.

La salud tiene que estar pensada en términos amplios, hoy sin salud psíquica y social no hay salud. Pero a su vez, los parámetros desde donde pensamos la salud mental deben adecuarse a la coyuntura actual.  

El diálogo es la opción más valiosa que tenemos a la hora de educar en un sentido amplio. El control y la moderación tecnológica debe ser con comunicación, transmitiéndoles que es para que nadie dañe su vida, no irrumpiendo en su intimidad sino acompañando. Hablar con las adolescencias y niñeces sobre los peligros del consumo de tecnologías digitales, alertar, concientizar, ayudarles a configurar su privacidad, alertándolos de los riesgos de exposición de sus cuerpos, su geolocalización, su nombre, la importancia de usar pseudónimos a su edad, preguntarles cómo se sienten, averiguar lo que desconocemos del mundo digital y escuchar, escuchar lo que tienen para decirnos, creerles, no juzgar, y observar las conductas y los síntomas corporales, porque los malestares se expresan, a través de la palabra o a través del cuerpo.

Asesorarse con especialistas, pedir ayuda psicológica cuando sea necesario, invertir tiempo de intercambio y concientizarse es cuidar nuestra salud integral, el presente de nuestros jóvenes y el futuro de nuestra sociedad.

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