Fabiana Yustman tenía una familia bien constituida, tres hijos que la amaban y el diploma de técnica óptica y contactóloga colgado en el living, pero su bienestar emocional no era el más adecuado.
Hasta que un día, caminando por el barrio porteño de Palermo, se paró frente a la vidriera de un taller de pintura, ingresó, hizo las averiguaciones y se inscribió. A las pocas semanas, el estado de ánimo de la flamante alumna había recuperado el equilibrio, tanto a nivel físico como mental.
"Dicen que el arte sana. Y para mí, pintar es una forma de meditar. Es entrar en un estado donde el tiempo se detiene, donde el mundo exterior se apaga y solo quedo yo, con mis colores y mis emociones. Mi mente imagina una obra, pero mis manos pintan otra. Pintan lo que mi alma y mis sentimientos tienen para decir en ese instante. En cada lienzo encuentro un reflejo de lo que soy y cada obra es una forma de volver a mí. Por cierto, el arte sanó mi angustia y actuó como una terapia", afirma la artista visual emergente doce años después.
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Con esta reflexión, Fabiana Yustman no hace más que avalar investigaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la que señalan que "el arte mejora la autoestima, reduce la ansiedad y la depresión, y fomenta el bienestar individual y social".
Recientemente, la talentosa artista estuvo presentando su muestra individual "Hacia la luz", en bar Aromi, de la comunidad Amijai, en el corazón del barrio chino, CABA.
La atractiva muestra, cuyo curador fue Darío Zilbersztein, constó de 14 obras. Todas estuvieron inspiradas en la masacre del 7 de octubre de 2023 perpretada por el grupo terrorista Hamas contra residentes de distintas nacionalidades y credos que habitan en el estado de Israel, y en la que resultaron asesinadas miles de mujeres, niños y hombres, además de centenares de personas que fueron tomadas como rehenes.
"Esa fecha me atravesó profundamente con una mezcla de sentimientos, que finalmente se tradujeron en todas estas obras", enfatiza Fabiana comentando que "Hacia la luz" estuvo expuesta hasta el pasado 12 de septiembre.
Si bien siente que ahora posee su espacio emocional y social, en donde se mueve cómoda y en donde puede ser ella misma, Yustman jamás pensó en dedicarse al arte.
Cuando tenía 10 años, junto a su familia, emigró a Israel buscando un mejor porvenir. Al cabo de un lustro, cuando ya se había establecido y tenía una conexión profunda con su entorno, tuvo que pegar la vuelta al país. Ese desarraigo repercutió desfavorablemente, originándole mucho dolor.
Tras egresar de la escuela secundaria, luego de efectuar un test vocacional y escuchar a su padre, Fabiana se inscribió en la tecnicatura universitaria en óptica y contactología, pero sin mucha convicción.
Época en la que se puso de novia con su actual esposo, Marcelo. "Le propuse irnos de viaje a Europa. Pero no tuve eco", rememora comentando que, para mitigar esa negativa, se fue sola a Israel para reencontrarse con sus afectos y soñar con un futuro en ese lugar.
Al cabo de dos meses, Yustman decidió armar las valijas y regresar a la Argentina. Junto a Marcelo, comenzaron a vender pullovers en comercios establecidos en el barrio porteño de Once.
Tiempo después, la pareja inauguró un local propio, que duró siete años. Durante ese lapso, se casaron y engendraron tres hijos. Para dedicarse a la crianza de los herederos, Fabiana se transformó en ama de casa. "Cada siete años me replanteaba qué hacer en la vida. Algo que me angustiaba y me hacía llorar", recuerda Fabiana puntualizando que todo cambió cuando apareció el arte en su camino.
Primero, se volcó de lleno a la fotografía, tras formarse en la escuela Motivarte. Con el tiempo dio un giro hacia la pintura. Sin abandonar los pinceles, se interesó también por el arte en vidrios. Guiada por el maestro Carlos Herzberg, aprendió técnicas de vitrofusión y pasta de vidrio, creando piezas escultóricas a partir de materiales reciclados. "Con la irrupción de la pandemia, puse en pausa el trabajo con vidrio", reconoce la artista.
En la búsqueda de una técnica que la ayude a encontrar su estilo, Fabiana conoció a Paula Rivero, una multifacética artista y destacada mentora en el ámbito creativo. "Paula encausó mi camino. Fui por la abstracto. Comencé a colocar texturas en mis obras, para que tengan vida, profundidad y las transforme en una experiencia visual rica y vibrante", concluye la artista visual Fabiana Yustman destacando que ha participado en una decena de ferias y exposiciones colectivas, tanto en el país como en Estados Unidos.
Para saber más de la artista visual, consultar su Instagram: @fabyyustman o visitar su web oficial: www.fabyyustman.com