El documental “Norita”, dirigido por Jayson McNamara y Andrea Tortonese, es sólo un fragmento de la biografía de Nora Morales de Cortiñas, donde se pone de manifiesto, a través de la trama narrada en primera persona, el compromiso por visibilizar la lucha de una mujer que dejó atrás su mandato patriarcal y sus puntadas de alta costura para asumir la búsqueda de su hijo Carlos Gustavo Cortiñas, de 24 años, uno de los 30.000 detenidos desaparecidos durante la última dictadura cívico militar en la Argentina.
Algunas historias deben ser contadas una y otra vez, no sólo para enraizar la memoria colectiva, sino también porque es esencial que no se repitan “Nunca Más”. La experiencia de Nora Cortiñas es una de esas narrativas inexorables, una Madre de pañuelo blanco que se destacó entre miles de otras Madres de la Plaza, con sus pasos cortos pero incansables caminando en círculos, en zig zag, zurciendo agujeros y hasta deshilachandose por dentro y volviéndose a recomponer a lo largo de más de 90 años.
De una vida común a Madre de Plaza de Mayo - Línea Fundadora
Hasta el 15 de abril de 1977, Gustavo Cortiñas tenía una vida normal. Pero ese día fue secuestrado en la estación de Castelar; un hecho que transformó para siempre la realidad de toda su familia. Estudiaba Ciencias Económicas en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y militaba en la Juventud Universitaria Peronista (JUP), además participaba de la obra del Padre Carlos Mugica, ayudando a los más desprotegidos. Estaba casado con Ana y era papá de un hijo de dos años, llamado Damián.
Nora siempre recordaba una conversación que tuvo con su hijo poco antes de su secuestro:
—No tenés que ir a esas movilizaciones o, si vas, no vayas adelante .
—¿Qué querés, mamá? ¿Que vayan los hijos de otras madres?
Norita, con su inquebrantable espíritu de lucha, se convirtió en símbolo de resistencia. En la búsqueda colectiva, se encontró a sí misma, transformando el dolor en acción al teñir de otros colores los pañuelos blancos. En sus últimos años levantó el pañuelo verde “Hasta la victoria”, dando una nueva puntada hacia el futuro. Como cofundadora de Madres de Plaza de Mayo mantuvo viva la memoria de los 30.000 y sus familias. No obstante, su pelea aún no ha cesado y otros deberán continuar levantando la voz por ella: “¡No olvidamos. No perdonamos. No nos reconciliamos!”.
Crédito Francisco Villa
Volver a contar la historia desde otro lugar no común: la feminidad
A través de un guion bien estructurado, la película traza un recorrido entre el pasado y el presente que marca la transformación de Norita, quien pasó de ser una ama de casa sometida al patriarcado, entre las tareas domésticas y la máquina de coser, a la posibilidad de interpelarse a sí misma. La tragedia la llevó a colgar los guantes de la cocina y la obligó a subirse al ring de la Plaza; una pelea que, sin duda, hubiera preferido no dar.
Es importante destacar el recurso de la animación que refuerza la trama con un vasto material de archivo minuciosamente seleccionado entre miles de retazos de vida. La codirectora y animadora, Alejandra Tortonese, explicó que los cuervos simbolizan la muerte que acecha en cada momento, mientras que la flor de loto representa el lado femenino de las Madres. Las puntadas, por su parte, reflejan ese recorrido vital por el que transitan.
Asimismo, la historia se vio enriquecida con la potente musicalización de Gustavo Santaollalla y otros colaboradores, quienes, como parte de un destacado equipo de trabajo, establecieron un paralelismo con el contenido del rodaje. Durante siete años, aportaron diversas perspectivas para un mismo propósito: hilvanar las vivencias de la familia Cortiñas.
El film “Norita” es una invitación para mantener viva la memoria, especialmente en un momento en que el negacionismo y la minimización de la historia alzan la voz sin reparos y el uso peyorativo de la figura de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo ya no se oculta. Así, este documental se convierte en una fuente de inspiración para las nuevas generaciones de activistas por los derechos humanos y también en un símbolo del movimiento feminista.
La reciente partida de Norita ha dejado un legado que perdurará en cada acto y en cada manifestación donde se reclame un futuro más equitativo y justo, “ahora y siempre".
FICHA TÉCNICA: